domingo, 2 de mayo de 2010

Vestida para seducir

Ayer Sol estuvo de compras. Lo que me ha dicho es que anduvo en las tiendas departamentales buscando el liguero blanco que le hace falta a su ajustado y cachondo disfraz de enfermera. Lo que no me ha dicho es lo que traía en la mente cuando estaba escogiendo la prenda y las medias blancas. A veces imagino que estará fantaseando en cómo se verá ataviada provocativamente frente a tanta gente. Otras supongo que estará pensando en cuál será el ambiente o las sensaciones nuevas a las que se enfrentará por ser nuestra primera incursión a un mundo swinger que nos es completamente ajeno.

Por mi parte creo que conforme se acerca la fecha de exponernos a la seducción del intercambio de parejas, la piel y el olor de mi mujer se han vuelto completamente irresistibles. Está radiante. Y si bien he enloquecido cuando se viste con su corta y ajustada minifalda, sus botas a medio muslo y la imagen del encaje de su tanga rozando suavemente lo carnoso de su delicioso culo, creo que mi fetichismo ha sido rebasado por cómo luce su piel dorada en estas fechas. Sí, ahora sé lo que es: Sol huele a deseo y a promiscuidad. Huele a fantasás prohibidas, a seducción ajena, a líbido reprimida que quiere explotar en orgasmos que provoca la piel extraña.

No lo confesamos pero estamos calientes. Lo hemos imaginado y estamos a dos días de vivirlo. ¿Qué hará Sol cuando sus delinadas tetas sean admiradas en el hotel? ¿Se excitará en nuestro juego prohibido así como lo hace en nuestra alcoba cuando hablamos de temas morbosos donde extraños se tocan? ¿Gemirá con la misma intensidad como cuando se viene pensando en nuestras fantasías más eróticas? No lo se. Pero su piel huele a deseo y ella está lista, su atuendo está completo para seducir...